lunes, 6 de agosto de 2012

BAJO EL SILENCIO ROJO


Aun la veo.
Sentada a la sombra de estas tenues palabras.
La eternidad de sus gestos. En el fondo los gatos habituales, casi azules, como misterios abandonados.
Nos banalizan las llamas vacías de este sol ambiguo. Entre fuego casual y tiempo blando.
Pero, aun la veo, con estos ojos ficticios. Dibujos del amor en un cuaderno. Fuego encapsulado.
Sus facciones dificiles, hundidas en lo ajeno, caubiertas de barcos que encallan en la niebla. Murmullos feroces.
Enciendo el valor de una risa que, columpiada en el viento, se haga niña. Esea niña gris, sin paraguas, llueve levemente en su silencio.
Busco el sentido del lenguaje que inventamos. Palabras solo nuestras, como: Grito, Distancia, Amor y Tiempo (entre parentesis, como un secreto oculto tras el fuego).
Quedan atras los árboles eternos, que corren veloces hacía el lado opuesto ¿No es suficiente el cielo que inventamos para cubrir los volcanes antes muertos?
El peso de este sol nos ensombrece,
Sentados en el fuego, bajo el silencio rojo

de este atardecer inutil.

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