lunes, 6 de agosto de 2012

HOMBRE-CABRA


Soy un hombre-cabra. No me introdujeron en ninguna capsula o maquina capaz de mezclar mis celulas con las de este  animal de las montañas.
Quizás, los atomos estaban en el aire.
Día a día fuí mutando hasta ser lo que soy.
En enero apenas tenía un asomo de cuernos sobre mí cabeza. En julio, ya eran unos cuernos bién definidos, solidos y, casi, brillantes.
Posteriormente, vinieron las garras y los ojos perdidos en las alturas.
Cuesta ser otra cosa cuando uno se acostumbra a ser la misma cosa durante tantos años. Veintiocho años.
Si las vecinas pudiesen verme, aunque mi madre nunca deja que me vean, pensarían en mí como un demoño. Vivo en mi peza, bajo llave, por si un día se me ocurre atacar al perro o al gato.O huir por los techos como montañas.
Llegar al silencio de las alturas.

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