lunes, 6 de agosto de 2012

ME ESTOY ACOSTUMBRANDO DEMASIADO AL FIN DEL MUNDO




Me estoy acostumbrando demasiado al fin del mundo.
La esquina de mi casa en una grieta de lava. Se alimenta de bicicletas fundidas y restos de basura.
Ayer fuí a buscar a Roberto a la casa y la vieja me dijo que no salía, que tenía que estudiar para la prueba de mañana. Es curioso que siendo el fin del mundo exista un mañana.Y, mas curioso, es ver como la maestra anota en su pizarrón: "tarea para casa".
¿Quién va a hacer la tarea si capaz mañana ya no hay mundo? ¿Quién querria desaparecer mientras hace ejercicios combinados? Pienso que no hay mejor opcion que morir pegando la ultima figurita del album de las estrellas de la Rock and Pop. O mientras uno arroja avalanchas de piedras a la casa del viejo que nos pincha la pelota.
Pienso en Roberto, que boludo, estudiar para la prueba. Por lo menos, me hubiera devuelto el cd de los violadores que le presté la semana pasada  ¡Y si el mundo termina y se queda con mi cd!
Ahora se puede ver la mitad de las casas del barrio. Antes el fuego dejaba tres cuartos descubiertos. Sospecho que no falta mucho para que las invada completamente. Todo estará inundado y extrañaremos el ayer. Pero, el ayer pronto dejara de existir porque permanecemos en el fin del mundo.
Mi mayor crisis la enfrenté cuando supe que las provisiones de chicles y fuegos artificiales se estaban acabando ¿Que haremos cuando ya no haya nada con que divertirse? ¿Machucaremos las orejas de nuestros compañeros? ¿Dejaremos las puertas del aula abiertas intencionalmente para que una ola de lava incinere los pupitres?
Imaginaba, ayudado por las series de ciencia ficcion y los dibujos animados, que el fin del mundo era algo así, pero esperaba, no se, mas decisión en sus acciones. Un día se lleva la casa de los Rodriguez ¡Sí esa gente era de la mejor del barrio! ¿Que espera para llevarse la casa de la bruja de al lado?
Pablo, mi hermanito, un jueves a la tarde le preguntó a mi vieja, después de que esta hablara con una vecina acerca del famoso fin del mundo y en medio de una discusión por una partida de canasta. Conflicto en el medio del cual otra vecina, antes de irse ofendida, le tiró una milanesa a mi vieja dandole en la frente.
Pablo, gran indagador si los hay, preguntó: Mamá ¿Que es el fin del mundo? Cuando todo termina, hijo ¿Todo qué? Es algo complejo, hijo, dificil de explicar, no lo entenderías (no sabía la respuesta). Es... ¿Donde puedo verlo? Repreguntó pablito que comprendía la ineficiencia de la pregunta o la falta de claridad de la respuesta.
En la puerta, en la vereda, en todos lados. Pensé yo. No dije nada.
Empiezo a preguntarme si esto del fin del mundo es real o si es consecuencia de nuestra absurda costumbre de ponerle nombres a todo.
Ya casi todo esta lleno del final. Las glorietas de doña Vicenta dejaron de florecer. Hace unos dias cerraron el bar de Claudio y el video de Luis. Sin embargo, nada más pasa. Solo sucesos menores, dicen  los diarios.
Empiezo a pensar que el fin del mundo no tiene fin.
Capaz que despues de un tiempo el fuego se vuelve maremotos o fuertes corrientes de viento, para no aburrir a la gente.
Desde el mes pasado que Pedro, el electricista, se aloja en el techo de su casa y arroja piedras a los gatos negros culpandolos de la catastrofe. Creo que ya lo hace más por costumbre que por convicción.  Y esta bién. Porque estamos aprendiendo a convivir con el fin del mundo.

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